CHECKLIST DE APRENDIZAJES PARA (PERO NO RESTRINGIDO A) ARTISTAS: EL HORROR HUMANISTA DE GUILLERMO DEL TORO
Lo que todos podemos aprender del director mexicano.
PELÍCULASCINE MEXICANOCINE
Por Rea Herrera
10/31/20258 min read


En la víspera del estreno de Frankenstein, la más reciente obra de Guillermo del Toro —basada en la novela de Mary Shelley y protagonizada por Oscar Isaac, Jacob Elordi, Mia Goth y Christoph Waltz—, el director favorito de México revive un monstruo clásico que nos invita a mirar de nuevo las complejidades de la humanidad, la familia y el rechazo.
Guillermo nos invita a disfrutar Frankenstein con ese don tan nuestro que poseemos los mexicanos: la capacidad de ver lo bello en lo horroroso. Como en la mayoría de sus obras, el terror funciona como un reflector, una mirada íntima a la dinámica familiar de padres e hijos, cargada de luz hacia una criatura que solo provoca horror en aquellos que no la conocen. En la mente colectiva, cuando decimos Guillermo del Toro, aparecen monstruos icónicos, horror gótico y fantasía intrincada que se despliega con una belleza inquietante. Pero, sin duda, el verdadero hilo conductor en la obra de nuestro querido Guillermo ha sido siempre la humanidad. Su forma de infiltrar en sus películas los mensajes que más necesita el mundo en el momento preciso trasciende la pantalla grande.
Guillermo del Toro es un director de talla mundial, uno de los más reconocidos y admirados de México —comparable solo con Cuarón e Iñárritu—. Pero ¿qué ha vuelto tan entrañable a nuestro ídolo con presunto aroma a hot cakes? Tal vez su humildad, o su carisma. O quizá algo más profundo: su cualidad inspiradora de maestro universal. Del Toro aprovecha cada oportunidad para compartir: su historia personal, el valor de su obra, sus ideologías y, sobre todo, su sabiduría. Es un hombre que se desborda de experiencia, y puedes atrapar fragmentos de ella en la forma tan elocuente con que se expresa. De esa filosofía surgen muchos de los aprendizajes que ha dejado a lo largo de los años. Aquí una compilación de lecciones que he tomado prestadas de sus palabras, dirigidas a —pero no exclusivamente— artistas. Que las palabras de este ícono mexicano te traigan inspiración, motivación o, tal vez, una catarsis necesaria.
1. Abraza lo que eres: tu virtud y tu defecto son la misma fuerza
“Lo que somos y lo que tenemos, nuestras virtudes y defectos, son la misma cosa.”
La misma razón por la que algo que haces puede molestar a muchos es la razón por la que otros lo amarán. Esa dualidad no es un error: es tu sello. No puedes gustarle a todos, y tampoco deberías intentarlo. Tu manera de ser, con todo lo que implica, es lo que hace única tu voz y tu camino. El obstáculo es el camino: en lo que parece una debilidad suele esconderse tu mayor fuerza.
2. Usa tu plataforma y comunica
“En el fantástico, toda decisión es política.”
Las películas de zombis de George A. Romero no eran solo historias de muertos vivientes: eran actos de rebeldía, parábolas sobre el consumismo y las tensiones sociales de su tiempo. Con los años, el género cambió: los zombis se convirtieron en simples blancos, despojados de su carga simbólica. El cine fantástico, cuando se usa con propósito, ilumina lo político y lo humano a través de la metáfora. Ese es su poder: mostrar, desde lo imposible, lo más real de nosotros mismos. Del Toro ha dominado ese arte; en cada obra demuestra que la humanidad es la gasolina más potente de cualquier historia.
3. Desarrolla un apetito visual y crea un vocabulario propio
“La preparación debe ser una que nunca pare.”
Tu apetito por las imágenes debe ser inmenso y tu curiosidad, inagotable. Si solo consumes lo que dicta la cultura popular, tu horizonte visual será estrecho. Pero si te alimentas de fuentes diversas, tu vocabulario visual crecerá. Cuanto más amplio sea tu universo de referencias, más rica se volverá tu forma de narrar y sentir. Ser un creador o creadora consciente implica observar sin descanso. Guillermo lo hace: lleva un diario de imágenes, una bitácora visual de su mundo interior. Esa constancia transforma la mirada en arte.
4. Rodéate de quienes creen en lo imposible contigo
“Puedes encontrar a alguien que te apoye en la imposibilidad de lo que quieres hacer.”
Encontrar a un buen maestro que te inspire es un regalo, pero hallar un buen compañero es igual de valioso. Ambos te enseñan de formas distintas, con el mismo poder transformador. Para Del Toro, el verdadero valor de la universidad —y de cualquier proceso de aprendizaje— está en aprender a hacer equipo, en descubrir a esas personas que te acompañan incluso cuando lo que sueñas parece imposible. Porque no se trata solo de lo que aprendes, sino de con quién compartes el camino. A veces, la chispa que necesitas para avanzar no está en una idea, sino en una mirada cómplice que te dice: sí se puede.
5. Aprende a usar cada recurso con propósito
“Como cineasta, aprendes que no existen malos recursos, solo recursos mal utilizados.”
Cada herramienta tiene su momento y su razón de ser. Los efectos digitales, por ejemplo, no sustituyen lo real: sólo entran en juego cuando lo físico alcanza su límite. Con el tiempo y la experiencia, aprendes a reconocer cuándo y cómo usar cada medio. Ahí nace la verdadera recompensa: en equilibrar la técnica con la intención, entendiendo que la creatividad no depende de lo que tienes, sino de cómo lo usas.
6. Agradece por igual a quienes te abren y te cierran puertas
“El no es un calibrador del sí.”
En cada lugar al que llegues, agradece. Agradece a los amigos que te acompañan y también a los que te cierran el paso, porque ambos te enseñan algo distinto. Agradece, sobre todo, a quienes te dicen “no”, porque ese rechazo no es un obstáculo, sino una forma de medir tu determinación. Incluso los caminos cancelados tienen valor. Guillermo, uno de los directores de Hollywood con más proyectos detenidos, nunca permitió que eso lo definiera: lo fortaleció. El rechazo, al final, también es parte del viaje que te lleva hacia lo que realmente te pertenece.
7. Deja que tus símbolos hablen por sí solos
“Cuando lanzas la canción, la gente la canta cuando quiere.”
Una cifra representa un valor fijo; un símbolo, en cambio, es infinito. Su significado cambia según quien lo mire. Lo mismo ocurre con tus creaciones: cuando lanzas una obra al mundo, deja de ser solo tuya. Cada persona la hará suya y la interpretará a su manera. Eso es lo poderoso del arte: los símbolos viven y evolucionan a través de los demás.
8. Espera que tu actitud evolucione
“De joven debes de tener más arrogancia que experiencia.”
Cuando eres joven, habitas un punto de cruce entre la arrogancia y la experiencia. Esa arrogancia no es un defecto: es el combustible que te impulsa a intentarlo todo, incluso sin saber cómo. Con el tiempo, se transforma. La experiencia te enseña que la verdadera fuerza no está en la soberbia, sino en la actitud con la que sigues aprendiendo. Guillermo encarna esa evolución: su carisma y humildad nacen de la madurez y de una carrera larga, llena de aciertos y tropiezos.
9. Cada paso cuenta
“Una carrera es un accidente en cámara lenta.”
Guillermo ha admitido que ha cometido errores que le costaron años, y los mira con serenidad. Cree que una carrera sin errores no es una carrera real. El recorrido profesional es como un accidente en cámara lenta: mientras lo vives, todo parece confuso, una mezcla de accidente, voluntad, oportunidad y suerte. Desde afuera puede parecer rápido o fácil, pero por dentro es una travesía impredecible y profundamente humana. Cada error, cada intento y cada pausa son parte de tu historia.
10. Transforma tu dolor en creación
“Todo arte nace del dolor y de la esperanza; el arte casi no proviene de ningún otro lugar.”
El impulso creativo surge de esas emociones que nos quiebran y, al mismo tiempo, nos sostienen. Del Toro suele incluir su biografía en sus películas, pero de forma oblicua: no cuenta su vida literalmente, sino que deja que sus experiencias respiren dentro de la historia. Esa verdad íntima es la que da vida a su arte. Y sí, hay catarsis. Tal vez seas escéptico como lo fue Guillermo de niño, pero con el tiempo descubrió una verdad poderosa: el arte sana. Cada obra es una oportunidad de reconciliarte con lo que duele.








Y si hablamos de momentos icónicos que le debemos a este creador mexicano, no podemos cerrar sin recordar algunas de sus frases más memorables. Verdaderos fotogramas verbales que condensan su manera de entender el arte, la vida y la belleza en lo monstruoso; líneas dignas de un guion que ya forman parte del mito de Guillermo del Toro. Hay que saber ver: la mirada lo cambia todo “La realidad es aburridísima. La gente que debería ser buena es mala, la que debería ser divertida es aburrida; un viaje por carretera puede ser tan largo como una mala película. Y la realidad es que encuentras amor, odio e indiferencia en los lugares más insospechados. Encuentras espiritualidad en una película de monstruos y algo monstruoso en una iglesia.” Esta cita sintetiza su manera de mirar el mundo y de entender la narración como un acto de visión profunda.
Del Toro nos invita a mirar más allá de lo evidente: a reconocer que la belleza, el amor, la fe y el horror no están donde la lógica dice, sino donde la sensibilidad los descubre. El arte, para él y para cualquiera que crea, no es una fuga de la realidad, sino una forma más honesta de revelarla. Nunca me sentí más acabado que a mis veintitantos “Tienen un chingo de tiempo, pero a madres, y están en la edad exacta de la desesperación... Nunca me sentí más viejo, más acabado que a los veintitantos. Decía: ya valió madre, ya me pasó la vida, no hice nada. Y por eso estoy aquí, para decirles: no, tienen un chingo de tiempo, cabrón.” Probablemente su cita más famosa. En un momento vulnerable y honesto, Del Toro rompe el delirio de fracaso y desilusión que tanto afecta a la juventud: esa etapa en la que el alma quiere correr más rápido que la experiencia. Su mensaje devuelve la perspectiva. Nos recuerda que no estamos tarde, que nadie lo está. Guillermo del Toro nos ha enseñado que los monstruos no son enemigos, sino espejos; que el dolor no apaga la luz, sino que la hace visible. En su universo, crear es un acto de fe y el arte, una forma de resistencia ante la oscuridad. Sus palabras, más allá del cine, son una guía para cualquiera que busque transformar la vida en obra: observar con ternura, fallar con dignidad, agradecer incluso los rechazos y seguir soñando con la certeza de que lo humano siempre será el centro de toda historia digna de contarse.
Y ahora, mientras el estreno de Frankenstein se aproxima, quizá sea el momento perfecto para mirar una vez más a las criaturas de Del Toro y preguntarnos qué reflejan de nosotros. Porque cada una, en el fondo, nos recuerda lo mismo: no hay monstruo sin humanidad, ni humanidad sin asombro. Así que ve al cine, apaga las luces y deja que el horror —y la belleza— te vuelvan a enseñar quién eres.


