FRENTE A FRENTE CON: HUGO QUEZADA

Platicamos con el arquitecto del sonido de la CDMX

ESCENAROCKMÚSICAINDIE

Por María José Aguilar

8/15/202512 min read

Intereses fuera de la música: Cine.

Un búnker contra el calor infernal de la Ciudad de México al medio día. Así es el estudio de Hugo Quezada, Progreso Nacional, ubicado en la colonia San Rafael. Entre cableados, sintetizadores, y múltiples detalles: un Marx colgante de papel, un muñequito de Astroboy, y canciones de The Damned sonando desde su computadora, el productor nos recibe en el laboratorio musical para discutir su estilo de trabajo, su trayectoria y sus planes a futuro.

¿Cuál fue el primer contacto con la música que te hizo querer dedicarte a ella?

No sé si siempre fue como que decidí querer dedicarme a ella, pero tuve ciertos encuentros desde muy pequeño. Mis papás escuchaban música todo el tiempo, entonces siempre había música por todos lados, también tengo una hermana mayor y ella, desde chiquita, salía con un vecinillo, y este vecinito escuchaba mucho música high energy, que era como la música electrónica que se escuchaba en el barrio y así. Mi mamá escuchaba cosas como Rocio Dúrcal y como, ya sabes, como música romántica de los setentas, ochentas. Y mi papá era un poquito más rockerillo, entonces le gustaban mucho, pues, Los Kinks, Los Beatles, Moody Blues y así. Siempre estaba, yo no concebía mi vida sin música y el impulso de dedicarme a ella creo que fue cuando empecé a escuchar como bandas que tenían como guitarras distorsionadas, feedbacks: Tremelips o Sonic Youth. Empecé a comprar instrumentos y a buscar con quién hacer ruido, y eso fue muy temprano en la edad. Yo creo que tenía once, doce años, como en primero de secundaria.

Cuando produjiste el material con Robota, ¿Encontraste desde ese momento tu estilo? ¿O lo hiciste porque alguien tenía que producirlo?

Creo que es un poco las dos cosas, pasó eso que tú dices, que sí me di cuenta que esos dos compas que tocaban conmigo, que Alejandro y Alfredo, sí les gustaba tocar, pero en realidad como que no estaban tan clavados, tocábamos muy de vez en cuando, nos encantaba ensayar y hacer ruido, pero hasta ahí. Cuando nos empezaron a invitar a tocar me di cuenta que teníamos que tener algún registro para poder mostrárselo a la gente. La gente te preguntaba, ¿qué tocas? y en ese momento en México lo único que se podía entender como música hecha en México era la típica onda de rock en tu idioma,, Café Tacuba y esas ondas, si llegabas con alguien a decirle que estabas haciendo música única y exclusivamente con sintetizadores analógicos, cajas de ritmo y que era como una cosa de punk, pero mucho más ruidosa, pues te mandaban muy lejos. Era muy difícil explicar lo que hacías. La personalidad de la música y el estilo se fue dando así, como que también nunca me clavé en pensar, ¿Qué estoy haciendo? Simplemente fue lo que hacía, sí que tiene que ver con todas estas cosas que escuché en mis etapas formativas de música, que sí era pues mucho punk, mucha música industrial, cosas que tenían que ver con disonancias, con ruidos, con cosas que incomodaban.

¿Cuáles son tus referentes como productor?

Había cosas que me gustaban mucho, como por ejemplo esta banda que se llama Suicide, la encontré, sí, fue como una completa revelación. Porque aparte, pues todo el mundo andaba en ese momento mucho con la bandera de punk y ser punk y lo que es el punk, y yo una vez leí que, o sea, estos güeyes cuando tocaron los punks les aventaban cuchillos, o sea, esto es más allá, es como otra dimensión completamente aparte, para qué un punk te diga que está mal es porque eres mil veces más punk que ellos. Entonces, quizá Suicide me encaminó mucho, Throbbing Gristle, todas las bandas como de la primera oleada, como cosas de música industrial. Pero hubo uno que creo que sí me cambió mucho como la perspectiva porque juegan en la misma cancha, pero es mucho más musical, se llama Daniel Miller, fundó esta disquera que se llama Mute Records, en el 78 sacó un 7 pulgadas con un proyecto que se inventó él solo que se llama The Normal, son dos tracks, y trae una canción que se llama Warm Leatherette que está basada en un texto o en un libro que se llama Cash, que justo de ahí mismo salió la película. Esa canción es como un beat cacofónico con este güey diciendo como un spoken word lo excitante que sería chocar en un coche en alta velocidad y describiendo la situación y la relación que tiene el humano con la velocidad de la máquina. Creo que eso me marcó mucho, esas como tres cosas fueron las que sí totalmente, no era como mi idea llegar allá, pero claramente lo tenía súper clavado.

Fotografía: Diego Pérez Marrufo.

Fotografía: Diego Pérez Marrufo.

¿Cuál es tu sello personal más definido?

Sonidos desafinados. Eso creo que es muy característico de mi sonido, de lo que hago acá, también creo que porque al contrario de todo lo que está pasando en la música allá afuera, que todo ahorita en estos tiempos todo tiene que ser súper pulido, súper en el grid, súper a tiempo, ya hay las herramientas que hay para poder afinar una voz, son ridículas pues. Allá en la IA te puedes meter, avientas un track completamente desafinado y esta cosa te la afina con tendencia. Siempre he estado del lado contrario, mucho de mi sello es completamente cosas que sean incómodas de escuchar.

Antes en el panorama de la producción de grupos de México, como mencionaste, estaban los de rock en tu idioma y muchos tenían que recurrir a grabar fuera del país a veces. Por ejemplo, Charly García se fue a Nueva York para hacer el Modern Clics, cosas así. ¿Tú cuál sientes que es la característica del sonido de producción de las bandas actuales en México? ¿Qué es lo que lo diferencia de ese caso de cuando las bandas salían y tenían que buscar oportunidades en el extranjero?

Creo que más bien aquí lo que ayuda mucho es el acercamiento a la tecnología. Cualquier persona puede agarrar una compu y puede hacer un gran disco, la característica ahorita es más bien educar a los oídos de la escucha en pensar que la calidad que tiene ahorita un poco de lo-fi ya está muy clavada en el discurso actual de la música. Cosas que antes eran mucho más de nicho, bandas como por ejemplo Beat Happening o sellos como K-Records que declaradamente y cínicamente decían esto es una música lo-fi, esto es una música completamente hecha en casa, y esto obviamente deviene de ciertos sonidos, de cierta estética, de cierta textura. Creo que el movimiento actual es increíble porque la gente entiende que no tiene que sonar como un disco completamente pro-industrial y que tu música es legible igualmente.

¿Cómo decides colaborar con algún grupo? ¿Ellos o vienen a ti o tú vas a ellos?

Normalmente las bandas me escriben, y después de eso el proceso de selección, es raro porque siempre las bandas piensan que grabar un disco o que los resultados de un disco son muy fáciles,y lo primero siempre es decirles wey, quizá tú y yo no tenemos tanto que ver. Entonces muchas veces es bien difícil porque muchas bandas están muy entusiasmadas de venir para acá y trabajar juntos, pero hay cosas, o hay géneros, o como te decía yo antes, hay gente que dice, no es que yo quiera hacer un disco de shoegaze, pero esos discos yo no los hago, yo hago otra cosa. Entonces normalmente el proceso es ese, cómo saber si la banda está interesada en que yo meta toda la mano posible, o sea que me den libertad de crecer al 100%, y llevar la banda y las canciones a un lado completamente diferente.

Sin importar el género del grupo ¿Cuál es el común denominador que te gusta aportarles?

Pues que estén abiertas, porque lo que pasa es que cuando vienen a grabar procuro tratar el material como si fuera material propio, con el respeto que se merece a alguien que está trayendo una idea que quizá sea, me molesta mucho la palabra sueño, pero que sea como un anhelo, como algo que quisieran visualizar, que quisieran realizar. Entonces siempre me integro mucho a las bandas, me gusta ser como otro integrante que está ahí, y entonces empezar a aportar ideas y a ver qué pasa.

Fotografía: Diego Pérez Marrufo.

¿Cuál de los discos que has producido consideras que tiene ese factor atemporal?

El disco La Vida de Alguien Más, de Diles que no me maten. Fue creo que el primer disco al que metí mano, mucha, pero también apenas nos empezamos a conocer, llegaban ellos muy jóvenes. También es muy importante la relación de amistad que vayas creando con los miembros de las bandas. Y en el segundo disco que hice con ellos ya teníamos como cierta relación de amistad y laboral, pero al primero le metí muchísima mano, creo que ese disco muy en específico tiene todas esas cualidades, yo lo sigo escuchando a la fecha. Me acaban de dar mis copias de vinilo que se acaban de salir, lo dejé de escuchar años y lo volví a escuchar y te lo juro que lo traigo en el loop todo el tiempo, llega a lugares que no te esperarías en una banda de acá. Es un disco completamente cínico y desparpajado en ese ámbito, a pesar de no pedir ninguna atención, te la roba toda.

¿Qué es lo primero que haces para despojar a las bandas cuando traen un sonido muy cliché?

Lo primero que sí les digo mucho antes de vernos es que yo no trabajo con bandas que se digan de género. Si alguien llega y me dice “hago shoegaze” o “hago post punk”, justamente es donde yo creo que ya ahorita la música ya no debería tener como esas subdivisiones, cuando pasa eso es muy interesante escuchar un disco que no tiene género porque inmediatamente se vuelve atemporal, esta cualidad en la música y los discos que a mí me gustan es a lo que yo siempre quiero llegar, que un disco sea completamente atemporal. Como por ejemplo los discos de Diles que no me maten, los discos de Doroteo, el material que grabé con Sebastián Rojas, incluso los discos de Mengers, todos esos discos tienen esta característica un poco retrofuturista, hay una visión del futuro porque los sonidos son no los convencionales, pero también tienen mucha onda del pasado. Cuando llegan bandas pidiéndome un género pues sí declino trabajar con ellos, yo pierdo el interés inmediatamente cuando eso pasa. Si quieres trabajar en algo y que sobresalga pues tienes que estar interesado todo el tiempo y para que eso pase pues tienen que estar ambas partes jugando.

¿Cuál es el trabajo del que te sientes más orgulloso?

No sé. Creo que también Soy Piedra de Belafonte Sensacional, porque la banda, como me lo contaba Israel en ese momento que llegó a trabajar acá, estaba a punto de desbandarse. Si no salía bien ese disco, Israel se iba a despedir de esto, y también fue un disco al que hice muchísimos arreglos, también metí muchísima mano, creo que borró esa brecha entre discos de las bandas underground y de grandes discos, Soy Piedra está a la par de Maldita Vecindad o Café Tacvba, ese disco creo que borró completamente esa brecha, para mí está a la par de mi disco favorito de toda esta ola de comienzos de los noventas de bandas mexas como El Circo de Maldita Vecindad, mi disco favorito. Entonces es increíble que una banda de la nada y con muy pocos recursos, las únicas herramientas son como muy buenas canciones y mucha gente comprometida a llevar la música a otro lado. A la fecha me encuentro gente, Soy Piedra tiene como cinco o seis años que salió, y siguen acompañando el disco, la gente lo sigue escuchando.

¿Cuándo una banda se te bloquea creativamente, cómo los impulsas a que salgan de eso?

Hay veces que hasta creando un poco de conflicto, pasa. Es que en realidad es muy gracioso, porque por ejemplo con la banda también que tengo con Anika y Martín, que se llama Exploded View, me di cuenta que entre más incómodo estés en el estudio a veces pasan cosas mucho más inesperadas y las sorpresas son mejores. Toda esta idea de que el estudio debe ser un espacio de paz y tranquilidad la verdad es que siempre la he odiado, y aparte pensar que estoy en el mero centro de la ciudad, es como una cloaca que le está saliendo vapor caliente todo el tiempo, entonces como que pensar en la idea de hay que escuchar pajaritos, y hay que perseguir a las hadas no me va, mi approach es mucho más realista. Si hay alguien que llega con un arreglo que está hecho en bajo, pero descubrimos que qué tal que no es un bajo, qué tal que es un sinte, o qué tal que es una percusión, o si ya te tardaste mucho en sacar este beat de batería, pongamos una caja de ritmo y dejemos la idea abierta de que si al rato sentimos que le hace falta la batería se la metemos después. Es sacar a las personas de su zona de confort y tratar de ponerles algo que no manejan.

Fotografía: Diego Pérez Marrufo.

¿Cómo lidias con no sufrir el burnout cuando trabajas con distintas bandas al mismo tiempo?

Llegué a un momento hace como quizá un año donde dejé de hacer discos. Porque de plano ya me estaba dando cuenta que después de 15 años de no parar y de a veces estar haciendo 4 o 5 discos al mismo tiempo, sí me dije no, estoy ya, aparte yo tenía como mucho ímpetu. Recuerdo que un momento estaba haciendo Americojones Experience al mismo tiempo que Doroteo, que Belafonte... Así me di cuenta que tenía que tomarme un descanso. Porque también me sentía mal, yo sentía que no estaba haciendo bien a los discos, como que empezaba a repetir mis mismas ideas. Decidí tomarme un break, después de eso solamente hice canciones sueltas de bandas que me buscaban, y también dándome la oportunidad de chambear con bandas que hacen música con la que quizá normalmente no trabajo. Y me dio chance de hacer discos más bien que sí me interesaban muchísimo, como el disco de Howless, el disco de Demencia Infantil, el de Sebastián Rojas.

¿Has pensado en grabar tu propio material solista?

Tengo como 10 o 12 años planeando una triada de discos de cosas muy personales, y los tengo ahí, son esqueletos que a veces los escucho y me gustan. Hay veces que sí, hay veces que no, pero son discos que la verdad es que son un poco más ambiciosos y también requieren de muchas más manos, tengo cosas como con arpas o con arreglos de vientos y metales, cada vez qu me siento y digo, voy a acabar esto, me doy cuenta que tengo que hablarle a cierta persona para que me haga un sonido, hacer ciertos arreglos para otra cosa y ya cuando empiezo a montarme en eso de, güey, si haces un disco, después de tanto tiempo de estar haciendo discos, ya me sé el teje y manejo. Ya sé que si saco un disco y lo quiero hacer bien, pues ya conozco la disquera, quién se lo puedo enviar, que salga el disco, hacer una banda, tocarlo, tourearlo. O la otra es solamente hacerlo y subirlo a Bandcamp y ya. Entonces, nunca me he podido decidir por ninguna de las opciones, porque tanto me da hueva como una como la otra. Entonces, estoy esperando el momento preciso en que esta pereza de hacer todo, este universo que significa hacer un disco y que esté yo seguro y comprometido de que voy a empezar y lo voy a acabar bien. Estoy esperando que eso me pase.

APOYA AL ARTISTA EN TODOS LADOS:

MARÍA JOSÉ AGUILAR

EDITORA/CEO

Lic. en Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Me creo una chica Almodóvar. El cine es mi vida, el rock mi pasión. El boing de mango y la cerveza modelo son mi combustible.

DIEGO PÉREZ MARRUFO

COLABORADOR

Lic. en Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Apasionado del cine y la música. Siempre buscando nuevos retos y capturando nuevos momentos. Finalmente encontré algo por lo que vale la pena vivir.