FRENTE A FRENTE CON: SEBASTIÁN ROJAS
Ante el estreno de su sencillo: Slamandra. Descubre el proyecto de Sebastián Rojas.
ESCENAROCKMÚSICAINDIE
Por María José Aguilar
8/15/202514 min read


Fotografía: Diego Pérez Marrufo.
Intereses a parte de la música: literatura, coleccionar instrumentos musicales, cine, Thelonious (su gato)
Siete de la noche, bar abarrotado, imposible sentarse, y el cielo se cae a pedazos. Las calles se vuelven mares, y contra todo pronóstico, Sebastián Rojas logra librar el ahora mar en el que se ha convertido la Ciudad de México para sentarse con nosotros en un gabinete de nuestro bar favorito (conseguido de milagro), para platicarnos sobre su proyecto solista, su próximo álbum: En la Orilla, y cómo su vida dio un giro musical y personal de 180 grados.
¿Cómo supiste que era el momento de hacer tu primer disco como solista?
Bueno, en realidad en ese momento era muy evidente porque no había de otra. Yo solía estar en una banda con la que estuve muchos años y ese proyecto se cayó, por mucho tiempo estuve en la estructura como de bandas, de trabajar con bandas y a la caída de ese otro proyecto me di cuenta que ya no necesariamente esa era la manera en la que yo quería seguir. Como que la idea de hacer música solista, yo solo, implicaba muchas cosas que me llamaban la atención en ese momento, como expandir mi carrera y como mi quehacer creativo a un montón de lados que pudieran tener que ver solo conmigo. Y aparte tenía muchas ganas de tomar el control de lo que iba a ser. Con una banda es muy chido, pero pues estás al servicio de una idea conjunta y cuando estás solo, tiene sus retos y tiene sus pros y sus contras, pero estás más en el camino de construir esa idea propia, de descubrir qué quieres hacer, de descubrir tu propia voz. Y también como que era algo que yo necesitaba, era una inquietud muy propia que era el momento de hacer, porque de todas maneras ya no había nada más que hacer, era el momento de hacerlo yo.
Estuviste mucho tiempo haciendo esta música de guitarras, por llamarla así, en las bandas. ¿Cómo decidiste cambiar de hacer música de guitarras a hacerlo de sintetizador, y qué tan cómoda fue esa transición?
Sí, yo empecé tocando la guitarra, realmente nunca pensé que haría algo fuera de las guitarras. De hecho, fue la banda misma la que me pidió empezar a tocar sintetizadores. Era una banda de guitarras, pero empecé a tocar sintes, y eso me empezó a alejar poquito a poquito de la guitarra. O sea, en realidad yo ya llevaba rato trabajando con sintetizadores, y como que sentía que con los sintetizadores podía encontrar como una voz más propia, sentía que la música de guitarras había sido masticada y remasticada mil veces, y que los sintetizadores me iban a dar otra voz. Además, también como que la necesidad misma, o sea, al estar solo, los sintetizadores, las secuencias, las máquinas en general para hacer música, pues te permiten hacer música solo, ¿no? O sea, como que también nació mucho la necesidad de que ya no tenía una banda, era yo el que tenía que tocar y hacer todo. Entonces, la música desde las máquinas se volvió la única posibilidad, por un lado estaba la idea de cambiar estéticamente las cosas, pero por otro lado, y creo que aún más fuerte, era la necesidad de hacer música solo y que los sintetizadores tengan esa posibilidad. No tenía ganas de ser como una onda cantadora tampoco.
¿Y cómo cambió tu relación con la música después de la pandemia, después de que volviste de Berlín?
O sea, es que toda mi vida como que se vio muy afectada. La pandemia, Berlín y todo eso, fue como una etapa bien oscura de la vida, bien como turbulenta, con cosas increíbles, altos y bajos. Pero al mismo tiempo, al final de eso no quedó nada, y hubo que volver a empezar desde cero. O así lo sentía yo en muchos aspectos. Había como una necesidad muy fuerte de autosuficiencia y de independencia total de todo, ¿sabes? De la gente que me rodeaba, de otros músicos, de mis papás, había que ser autosuficiente en ese momento, y entonces regresé a México y en esa soledad pues la idea de hacer música yo solo, era o hacer música yo solo o dejar de hacer música, así sentía las opciones, y digo solo entre comillas porque siempre ha habido un montón de gente a mi alrededor, empezando por Hugo Quezada. Hugo fue el primero que me dio chance de seguir haciendo música.
Fotografía: Diego Pérez Marrufo.
¿Cómo influenció tu relación personal con Hugo Quezada en el sonido de tu disco?
Muchísimo. O sea, es que yo llegué de Europa, con la cola entre las patas, sin dinero, sin mucho a dónde ir, y yo ya había trabajado con Hugo, había hecho un disco con mi primera banda, y desde esa época nos hicimos muy amigos, como que conectamos muchísimo. Pero regresé y fue inmediatamente como, bueno, pues me voy a encerrar con Hugo a hacer un disco, yo sabía desde el primer proceso que las puertas de Progreso Nacional estaban abiertas para mí, por el cariño que nos teníamos y por el respeto que nos teníamos. Pero yo no sé si sabíamos qué tanta conexión íbamos a tener musical y personalmente, como que dentro de la banda la conexión era con la banda, y de pronto ya tuve una relación como más única y personal con Hugo. Entonces, pues fue chidísimo porque a pesar de que la situación era muy austera en mi regreso de Berlín, las puertas del estudio estaban grande abiertas, Hugo me recibió y fue como la primera casa que tuve regresando de Europa, y la neta es que simplemente también fue tan gozoso el empezar a hacer música juntos y nos entendimos tanto tan rápido, yo también estaba tan abierto a ir hacia los lugares que a Hugo le interesaban y él a los que a mí me interesaban. Se entabló como un diálogo inmediato súper chido que a lo largo de dos años, nos la pasamos increíble, porque no fue solo grabar el disco, fue descubrir un poco el sonido, mi propio sonido, y él me dio todos los chances y todas las herramientas y el tiempo para descubrirlo, fue como un proceso de primero descubrir ese sonido y después grabar el disco. De pronto somos muy compatibles, como que el cariño que tenemos y la simbiosis que tenemos, tanto musical como en nuestra vida, es chidísima, Hugo y yo somos, además de colaboradores, grandes amigos, hermanos. Claro que él es papá Pitufo y yo soy el Minion, pero nos queremos muchísimo y como que compaginamos muchísimo él y yo.
Tus referencias sonoras navegan entre jazz, sintetizadores, pop y bolero. ¿Cómo lograste unir estas influencias tan diferentes pero aún así encontrar tu sonido?
Mi intención, no sé, ya decidirá el público si se logró o no es tratar de hacer música un poco inspirada en ciertas personas pero que no se pueda definir realmente, ¿sabes? esa es como la música que nos gusta mucho. Que no es fácil de definir, que no es fácil de enrollar en una definición. Es pop porque son canciones de estructura, verso, coro, pero es jazz porque son muchos acordes complejos, pero también es bolero porque tiene mucho ese como desgarre emocional, también muy local. Y la idea era hacer algo que no le pudieran poner nombre tan fácil, igual en 100 años le pueden poner nombre, pero ahorita no, y por decir eso no quiere decir que es con la intención de innovar porque tampoco se trata de innovar. Creo que estamos referenciando muchas cosas que nos gustan mucho pero muchas cosas que precisamente son muy difíciles de definir.
¿Consideras que ya no es rock?
O sea, siempre va a traer vena de rockerillo, pero sí, creo que no es un disco de rock.
¿Para escribir te inspiraste en lo cotidiano o algo más? ¿Mezclas tu vida con otras cosas?
Las canciones son muy personales, siento que yo puedo ver cosas muy específicas y como momentos muy específicos de mi vida en cada una de las canciones. Pero siento que si no tiene que ver con algo muy profundo y muy personal es muy difícil que allá afuera la gente se pueda identificar, al final es como: nada que sea humano me es ajeno, por lo tanto nada que sea mío le va a ser ajeno a los otros. Son canciones, sí, muy personales. Creo que en ese momento mi vida yo la sentía como muy trágica, no era la peor tragedia del mundo, al final se salía adelante y todo pero en ese momento yo estaba muy triste y al mismo tiempo muy lleno y rodeado de mucho cariño. Entonces creo que el disco habla mucho de eso, de mi relación conmigo mismo, de mi proceso de crecer y al mismo tiempo de mi relación con la gente que me rodea y que amo.
¿Tu auto-percepción como músico luego de este disco crees que cambió o se mantuvo?
Yo creo que sí cambió. Bueno, ahorita me siento un poco perdido en ese aspecto, estoy tratando de hacer un segundo disco y no sé bien qué quedó después del primero porque yo cambié mucho como persona y como músico en ese proceso. Fue un proceso también de exorcizar muchas cosas, de dejar atrás muchas cosas y de ver hacia adelante. Pero ahora que ya quedaron atrás todas esas cosas estoy como tratando de ver de dónde me agarro.
Leí que, bueno, tu papá es cubano, además mencionas a Benny Moré, ¿Qué influencia tiene Cuba en ti como músico?
Mira, me encantaría decir que toda, tristemente no tengo como... la música cubana es tan compleja y tan difícil de tocar y tan enorme, y yo no la sé tocar. Sinceramente me encantaría entender mucho más todo el mundo de la rítmica y de la métrica afrocaribeña, pero, y por eso como que me relaciono tanto con Benny Moré, hay como un espíritu poético en la música cubana que tiene como que ver con una especie de romanticismo muy específico. Creo que Cuba es una isla que tiene la cualidad muy hermosa como de engrandecer lo poco que tiene, y para mí Benny Moré es eso. Está esa canción que se llama La vida es un sueño, esa canción a mí me llega profundamente, la idea de que todo es una ilusión y al final las cosas tienen el peso que le demos, y nuestra vida tiene el peso que le demos. Aunque per se mi música no suena afrocaribeña, creo que está como el espíritu del bolero de convertir en el sueño todo en la vida, el deseo de convertir todo en un sueño o de ver todo como un sueño para que se pueda hacer grandioso y maravilloso, algo maravilloso de lo cual hablar.


Fotografía: Diego Pérez Marrufo.
¿Qué artistas le recomendarías a la gente para que se meta en el género del son cubano?
Pues está el Guayabero, está Benny Moré, está Compay Segundo, todos los de Buenavista Social Club, Ibrahim Ferrer, Omayra Fortuno. Para mí uno de los más grandes, de los más increíbles, de los más maravillosos, es Bola de Nieve. Si hay un artista cubano que yo recomendaría, es Bola de Nieve.
¿Qué aspecto de tu vida personal tiene más peso en este material?
El más, el más, el más, o sea, es que creo que es un disco que habla como de crecimiento, es una etapa en la que muchas cosas de mi juventud, de mi infancia, de mi adolescencia, realmente quedaron atrás en mi vida, no como algo malo, como que entré a otra etapa de mi vida... Es que no quiero usar la palabra adulto porque es una palabra horrenda, pero invariablemente pues crecí, y crecí porque tenía que crecer y no me quedaba de otra, y es súper doloroso crecer. Es súper doloroso dejar atrás los primeros pasos de tu juventud, enfrentar las consecuencias de los primeros pasos de tu juventud, pero al mismo tiempo tiene un lado muy, muy chido, como que aprendes a hacer otras cosas en la vida, fue como esa transición dolorosa hacia muchas cosas que necesitaba para seguir existiendo en este mundo ya sin tanto dolor, es como exorcizar eso y ponerlo en el lugar correcto. Y al mismo tiempo, pues como que es un disco mucho de amor, sutilmente es un disco de mucho amor, yo estaba muy enamorado cuando hice ese disco y estaba aprendiendo lo que era eso realmente por primera vez, y era chidísimo para mí, era como una fuerza muy grande en ese momento, ese amor. Las canciones más chidas las vas a escribir en tus momentos donde realmente necesitas una canción para salvarte, justamente sin ese momento de crisis, sin ese momento de desbalance total, no hay ninguna razón por la cual escribir una canción chida. Ahorita estoy mejor y me está costando mucho escribir una canción, entonces tal vez me tenga que disparar en el pie para volver a hacerlas.
Leí que igual la canción Pulmón del Trópico viene del poema de Roberto Bolaño ¿Qué te gusta leer?
Últimamente he estado leyendo mucho sobre música, pero eso no es algo nuevo. Realmente me gusta un chingo leer poesía y novelas, leo un montón de novelas. Por ejemplo, hay escritores cubanos que me gustan mucho como Alejo Carpentier o Reinaldo Arenas. El año pasado estaba leyendo un libro que se llama Océano Mar, de Barico, un escritor italiano, como que el mar es una figura muy recurrente en el disco y tiene mucho que ver con que estaba leyendo ese libro mientras estaba componiendo el disco. Y Bolaños, ese poema, es chistoso porque no estaba leyendo a Bolaños cuando hice el disco, pero como que muchos años en mi juventud leí mucho a Bolaños y como que Bolaños está mucho más anclado a mis primeros años, de como los 20 a los 25, y recuerdo mucho ese poema que es el más famoso de él, el de los perros románticos, y ese sentimiento como absurdo de romantizar absolutamente todo de cuando tenía 20 años. Me quedó muy grabada esa idea del pulmón del trópico, como se supone que Bolaños está escribiendo ese poema en algún pulmón del trópico, y solo me gustó mucho como sonó el concepto del pulmón del trópico, me recordó mucho a Cuba también.
También leí que mencionas que había influencias de Luis Miguel y de Miguel Bosé ¿Cuál es tu lado oscuro musical?
Soy bien popero y soy bien meloso y bien cursi, me encantan como los sonidos de sintes ochenteros, como que entre más me recuerdan al Sanborns, a veces como que más me llegan, ¿sabes? Es como Emanuel, Miguel Bosé... hasta hay como un homenaje a Miguel Bosé a este disco que se llama Salamandra.
Ese disco me parece incomprendido en su época, ese disco es un producto de su época, sin embargo, es incomprendido.
Yo siento que cuando salió fue como, a nadie le cayó el pelo. Y le puse Slamandra a la canción, la canción no se llamaba Salamandra, se llamaba Slamandra porque no quería hacer la referencia directa a Miguel Bosé, igual fui demasiado miedoso en ese aspecto, pero a mí ese disco me encanta. Y me encanta el songwriting de esos discos, me encanta la idea de que me parece música súper elevada, pero que está hecha para todos, es como música que todos entendemos, que a mi abuela le encanta, que a mi mamá le encanta, y que a mí me encanta, y no lo digo condescendientemente, me parece música muy hermosa.
¿Tú crees en algún futuro, al expandir este proyecto musical personal, necesitar de una banda?
Me encantaría. Espero que este disco haga el suficientemente ruido y alboroto como para que pueda yo seducir a los músicos que más me gusten.
¿Con quién te gustaría trabajar?
No sé, siento que es como demasiado, es una sentencia muy fuerte decir eso. Estoy trabajando mucho con un amigo que se llama Isaiah Barr, que es de Nueva York, que tiene un proyecto que se llama Onyx Collective, está grabando todos los saxofones del siguiente disco. Y de hecho estoy haciendo una banda con él y con Raúl de Diles Que No Me Maten, Raúl me parece un baterista fenomenal, a mí me encanta cómo toca él, me encantaría que tocara con nosotros.
Cuando tocas en vivo, ¿Qué es lo que más te importa mantener de lo que hiciste en estudio?
Mi peinado y ya. No es cierto, no es cierto. Ahorita somos Hugo y yo en vivo, y eso es muy increíble, pero me gustaría poder, con el tiempo, ir transformando las canciones, el show, y darles como nueva vida en vivo, hacer una versión como más retorcida y también como más bailable del disco, repensar el show. Ya he tocado muchas rolas de este disco en vivo, pero no de la manera en la que lo he soñado, me encantaría justo traer músicos y que esos músicos pues también le den unos madrazos al disco. Y lo deformen un poco.
¿Cuál es tu expectativa para un disco próximo?
Siento que este es un disco muy dark, porque yo estaba como muy emo, Y ya no me siento tan emo. No creo que nunca vaya a ser un disco alegre, Porque soy un güey denso, en realidad, pero espero hacer un disco mucho más colaborativo en el sentido... O sea, el primer disco es muy colaborativo, pero es entre Hugo y yo, pero quisiera dialogar con muchos más instrumentos que yo no toco. Estoy como muy clavado con mucha música africana, cubana, con mucha más síncopa. Ahora sí como integrar ese espíritu como afrocaribeño y afro en general. Yo no le tengo que pedir permiso ni dialogar con nadie esto, y aparte, Hugo confía mucho en lo que yo hago, entonces, siento que voy a tener mucha libertad de mandar al carajo el primer disco y hacer lo que se me tocó en el segundo disco.
¿Lo harías con Hugo de nuevo?
Sí, claro. Yo creo que Hugo y yo vamos a estar un rato más en el ring.
Fotografía: Diego Pérez Marrufo.


Fotografía: Diego Pérez Marrufo.
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